Desde siempre, la cirugía estética ha tratado de brindar una solución a los pacientes que presentan una distribución anómala del tejido graso. La mujer padece casi con exclusividad este problema, especialmente en los muslos, caderas, abdomen y cara interna de las rodillas. En el hombre habitualmente el tejido graso se deposita en el abdomen y flancos. Esta distribución tan particular, no responde a los regímenes de adelgazamiento.

En la actualidad, el tratamiento total y definitivo de estas adiposidades localizadas, se ha logrado mediante Lipoescultura o Liposucción (Ambos son sinónimos).

Este método quirúrgico ha revolucionado sin duda la cirugía de las formas. Técnicamente consiste en la introducción a través de una incisión puntiforme en la piel, de una fina cánula de aspiración, la cuál esta unida mediante un tubo flexible a un aparato liposuctor.

De esta forma, se succiona la grasa depositada en la zona a tratar. Habitualmente utilizo anestesia local con una suave sedación. Al finalizar coloco una tela adhesiva elastizada que favorece la retracción de la piel y modela la zona tratada, evitando de esta forma el vendaje. Indico reposo durante las primeras 48 hs., y antibióticos durante algunos días. Si bien no se vuelve a regenerar el tejido graso aspirado, es conveniente que el paciente controle en el futuro su peso y no se exceda.